Quienes estaban en el «puente antiguo» de Padre Las Casas no soportaban más la angustia de ver a tres mujeres prácticamente colgando del puente ferroviario exigiendo se les diera una solución como comerciantes ambulantes.
Los hijos estaban presentes y ellos mismos rogaban a sus madres que declinaran lanzarse, mientras con ojos de asombro gente de Temuco y Padre Las Casas miraba este dramático escenario.
Fueron horas de tensión y terror que obligaron a movilizar un número importante de bomberos, carabineros y autoridades, quienes finalmente lograron bajar a estas mujeres tras dos horas de negociación.
AMENAZAS
Todo comenzó cuando en pleno Concejo Municipal los ambulantes avisaron a la prensa que un grupo de mujeres de su sindicato estaba amenazando con lanzarse al Cautín si no devolvían los permisos.
Al llegar al lugar, cerca de las 15.40 horas, fue posible apreciar cómo tres mujeres estaban sobre los fierros del puente ferroviario amenazando con arrojarse al río si la autoridad no les devolvía su trabajo.
Una de ellas, Cristina Soto, fue mucho más allá y subió por lo menos tres metros desde los rieles por el puente y exigiendo el regreso a las veredas del centro.
«Llevo dos meses sin trabajar, sin darle de comer a mi familia y por esta lucha me voy a lanzar. Quiero una solución ahora y no me bajaré».
Mientras, en el puente peatonal, toda su familia era testigo de lo que estaba ocurriendo. Su esposo y dos hijos no podían contener la angustia y el llanto.
«No puedo contener a mi esposa, ella está acá por todos y porque sólo quiere trabajar. Que alguien nos ayude», declaraba con llantos, mientras intentaba sostener sus hijos.
Los ambulantes, mientras tanto, buscaban agua para los pequeños o que alguien los pudiera contener.
«Mamá no lo hagas, no te arrojes, no te mueras», gritaban y lloraban sin que nadie se acercara al menos a consolarlos; sólo personal de las ambulancias estaba ahí para tratar de controlar la situación.
BAJADA
A los pocos minutos llegaron hasta el lugar los concejales Eduardo Abdala y Juan Aceitón, quienes se fueron caminando por el puente ferroviario para intentar calmar la situación.
Carabineros del Gope ubicó un bote en el río, pero de manera oculta, y personal de Fuerzas Especiales se retiró del puente peatonal para que ambulantes y mujeres no se sintieran provocados.
Al mismo tiempo los dirigentes trataban de controlar la situación. El conocido «Nano» Acuña por teléfono y con gritos pedía a una autoridad que llegara hasta el lugar para que estas mujeres se pudieran bajar.
Fue en esos momentos cuando el presidente del Partido Comunista, Gustavo Carrasco, tomó el teléfono y llamó al propio intendente, Andrés Molina, para solicitarle a él que intervenga en dar solución a la situación, dado que el alcalde Miguel Becker no se presentó, pues estaba en Santiago, ni tampoco lo hizo algún funcionario en su nombre.
Y así continuaban pasando los minutos y todos quienes estaban en el lugar ya no podían más de angustia. Algunas de las ambulantes lloraban por sus compañeras, otros fumaban para calmarse y hubo quienes insultaron incluso a Carabineros culpándolos de haber llegado a estos extremos por cómo han sido tratado desde que se aplicó el decreto.
Fuente: El Diario Austral de Temuco