Tres décadas al servicio de la comunidad de Temuco y la zona cumplió este 27 de mayo, Luis Eugenio Ulloa Ulloa.
Este nombre quizás no dirá mucho para los bomberos en La Araucanía, pero si decimos el “Tata Lucho”, de inmediato se les viene a la mente la figura de este cuartelero de la Primera Compañía, cuya figura de pelo cano es habitual en cuanto incendio o emergencia en construcciones de altura se produzca, siempre operando la escala mecánica de su compañía, conduciendo el carrobomba o el carro portaescalas.
No es muy amigo de las entrevistas. El conocido “Tata Lucho” nació un 15 de mayo de 1953 en Vilcún, es viudo y comenzó desempeñando labores agrícolas en el campo, en su natal Vilcún y luego emigra a Santiago, donde laboró como vendedor de cigarrillos.
Tras cinco en la capital, un 27 de mayo de 1985 y tras enterarse mediante un aviso en el diario, se presenta como postulante a cuartelero en la Primera Compañía de Bomberos de Temuco.
“La patrona me dijo que me presentara. Hice todos los trámites, pasé todos los exámenes y me llamaron para integrarme al cuartel Varas. Comenzamos viviendo con mi señora en dos piezas en el cuartel Varas y luego nos construyeron una casa. Posteriormente nos fuimos a calle Lynch durante tres años, mientras construían el actual cuartel de la Primera Compañía, allí le pasaron un galpón a la compañía en los años ´90 y finalmente llegamos a un cuartel con casa lista, en el que llevo viviendo 16 años”, relata.
TODA UNA VIDA
Don Luis cuenta que en principio, esto de trabajar en Bomberos lo veía como una ocupación pasajera en su vida. “Le dije a mi señora que ojalá estuviéramos unos dos o tres años y luego veríamos qué hacer… nunca pensé que estaría 30 años. Llegué casado y hace cinco años falleció mi esposa. Durante mi trabajo en Bomberos criamos dos niños. Llegamos con uno y luego recibimos a una niña que se crió con nosotros en el cuartel, con todos nosotros”.
En estos 30 años ha visto pasar a muchos bomberos, que por diferentes circunstancias ya no se encuentran en las filas. “No me gusta referirme a los nombres, siempre digo solamente que he visto pasar mucha agua bajo el puente. En 30 años son cientos que han pasado, no todos se quedan, todavía están algunos de la época en que ingresé pero constantemente hay un flujo de personas que se está renovando. Recuerdo a don Juan Gómez, a Sergio Matamala y a Luis Ríos, todos ellos que ya han partido de esta vida. También a otro muchacho muy joven que entró a la compañía y falleció en el sueño”, rememora.
“NO ALCANZÓ A SUBIR AL CARRO”
En el marco de las anécdotas de este cuartelero, cuya labor primordial es ser el primer conductor que sale guiando la máquina rumbo a la emergencia, aclara que normalmente él no las protagoniza, sino que es un mero testigo de las muchas cosas que ocurren en la vida de cuartel.
“En estos años me han pasado muchas cosas, buenas y malas y he estado en incendios de todo tipo, pero tallas pasan, especialmente a los bomberos”, subraya. Precisamente a pocos días de haber cumplido los 30 años de servicio, dice haber sido testigo de una de las más graciosas de su carrera.
Explica que como siempre, los bomberos suben raudos mientras parte el carro a la emergencia, por lo que es habitual que los voluntarios lleguen corriendo a último minuto, justo cuando la máquina ya comenzó su marcha, saliendo del cuartel.
“Una bombera apareció corriendo, el carro venía ya andando, lanzó su equipo adentro, pero no alcanzó a subir. Cuando llegamos al incendio solamente estaba su uniforme”, relata entre risas, agregando que no se trata de una anécdota rara en todos estos años.
EL FUTURO
A muy pocos años de jubilar, el “Tata Lucho” suspira y remarca que “he visto pasar bomberos destacados, también personas que se han ido sin pena ni gloria, hay de todo en esta vida. Llegué joven y con pelo negro a los Bomberos y ahora me voy de pelo blanco. Si me aguantan aquí, pienso jubilar dentro de tres años, eso si Dios nos da vida y salud para continuar”.
Su sueño es vender una propiedad que posee y adquirir una casa en el campo y finalizar sus años rodeado de la naturaleza.
Otro aspecto que agradece a Dios es el nunca haber protagonizado un accidente de gravedad, pese a lo peligroso que resulta conducir un vehículo de emergencia. “Lo peor que me pasó y fue una noche, cuando recién venía entrando a este trabajo, fue que me colisionó un ebrio cuando iba rumbo a un gran incendio en el supermercado Las Brisas, pero no me pasó nada grave, siempre hay que conducir con cuidado, a la defensiva, uno sabe dónde se puede correr y dónde no”.
“El secreto para estar 30 años en un mismo trabajo es tener paciencia. En Bomberos, pese a que se renuevan los jefes todos los años, eso no ha sido un problema. Lo importante es que uno debe hacer la pega y tener paciencia, porque si uno va a estar un mes en un trabajo y otro mes en otro, no se puede vivir. El secreto es no andar para arriba y para abajo porque así nunca se tendrá algo en la vida”, puntualiza.
SALUDO
Al cumplir estas tres décadas sirviendo a la ciudadanía, el “Tata Lucho” fue celebrado por la Primera Compañía, donde se destacó su dilatada trayectoria como cuartelero.
Asimismo, el Superintendente del Cuerpo de Bomberos de Temuco, Javier Cortes, a nombre de la institución, también entregó su saludo y reconocimiento a este servidor público.
“Cumplir 30 años de servicio laborando en una institución no es menor, es gran parte de la vida de un ser humano. Por eso destaco a don Luis, por la importancia del rol que cumplen los cuarteleros para el buen funcionamiento de un Cuerpo de Bomberos y cuya intervención es fundamental para trabajar de buena manera durante una emergencia. Vaya para él nuestro saludo, felicitaciones y agradecimientos por todos estos años laborando con nosotros”, sostuvo la autoridad bomberil.