Tal como ya se ha con vertido en una linda tradición, el “Viejito Pascuero” del Cuerpo de Bomberos de Temuco llegó este martes hasta el Hospital Hernán Henríquez Aravena de Temuco, para entregar regalos a los niños que permanecen internados en este recinto asistencial.
Fue en un trineo tirado por un carro bomba de la Sexta Compañía que hizo su aparición este personaje que era esperado con impaciencia por los numerosos pequeños que deberán pasar hospitalizados estas fechas a causa de diferentes problemas de salud.
También llegó al lugar la escala mecánica de la Primera Compañía, pero la inestabilidad en la losa del recinto asistencial impidió que esta vez pudiera ser desplegada y saludar a los pacientes y funcionarios desde la altura, como se hacía habitualmente.
El “Viejito” recorrió las salas entregando alegrías y regalos, además de ánimos a los pequeños que felices lo abrazaban en su itinerario por los rincones del principal centro asistencial de La Araucanía.
El Superintendente del Cuerpo de Bomberos de Temuco, Javier Cortés, explicó que cada año, con dinero aportado por los propios voluntarios y fondos institucionales, se adquieren regalos para compartir la Navidad con los niños internados en el hospital y así llevar un mensaje de alegría y esperanza a quienes no tendrán la oportunidad de pasar estas fiestas en casa junto a sus respectivas familias.
CONMOVEDORAS HISTORIAS
Desde los cinco años que Francisca deambula por los pasillos de Pediatría del Hospital Hernán Henríquez Aravena de Temuco. Aquejada de una enfermedad que le impide alimentarse normalmente se mueve por las salas donde el llanto de las guaguas es el concierto diario. Allí ha sido sometida a complejas operaciones, más de dos, según su ficha. Pero ayer fue un día distinto para Francisca, estaba feliz, le informaron que podrá pasar esta Navidad junto a sus padres en su casa de Cholchol para luego volver a internarse. Y no sólo eso, también recibió la visita del Viejo Pascuero que llegó con regalos y una sonrisa.
Desde una fractura hasta casos de leucemia avanzados, son parte de las razones que llevan a estos pequeños a estar internados, en un ambiente que a pesar de las adversidades y dolencias, intenta entregarles el cariño y la alegría que todo niño necesita.
El hombre de barba blanca subió en ascensor hasta Pediatría y Oncología Infantil, regalando juguetes y sonrisas a los pacientes más pequeños del Hospital Regional.
En el pabellón de Pediatría conviven niños que van de pasada junto con pequeños que han pasado gran parte de su corta vida en centros hospitalarios.
Tal es el caso de Francisca, quien a sus ocho años de edad, conoce el hospital como la palma de su mano, puesto que desde los cinco años ha debido permanecer periódicamente hospitalizada, puesto que sufre de una necrosis intestinal.
La enfermedad de Francisca -necrosis intestinal- ha implicado varias operaciones donde han debido cortar su intestino, el que actualmente tiene una longitud de 17 centímetros. Normalmente, un intestino grueso mide más de un metro.
Actualmente, la pequeña no absorbe la alimentación por su intestino, por lo que cada día debe ser alimentada mediante nutrición parenteral, técnica que aporta al paciente por vía intravenosa los nutrientes básicos que necesita.
Sin embargo, Francisca está contenta, ya que le dieron permiso para pasar la Navidad junto a su familia, que vive camino a Cholchol, lo que le permitirá disfrutar junto a sus hermanos y su mamá.
“El 24 de diciembre me voy para mi casa, y el 25 tengo que regresar como a las 3 de la tarde”, cuenta Francisca, quien recibió por parte del Viejo Pascuero una muñeca.
“He estado en este piso, donde están las guaguas, en la UCI, la UTI y en Urgencia”, relata la pequeña, quien actualmente toma clases en el mismo servicio hospitalario, y que para esta Navidad le pidió al Viejo Pascuero una bicicleta, y aunque no sabe montar una, espera aprender junto a la ayuda de sus hermanos.
“Estoy contenta porque me voy a ir a mi casa”, asegura la niña, quien es acompañada casi todos los días por su mamá, “menos los domingos, porque ella vive en el campo, y los domingos no hay micros que vengan a Temuco”, precisa Francisca, quien agrega que lo que más le gusta hacer en el recinto hospitalario, es pintar, dibujar y ver películas.
Por su parte, la mamá de Francisca pasa gran parte del día con su hija en el hospital, situación que se extenderá por un tiempo indefinido, por lo que esta Navidad tener a la menor de sus hijos en casa, será el mejor de los regalos.
“Viajo todos los días. Tengo dos hijos más, una de 11 y otro de 13. Tuve que enviarlos a Santiago donde una de mis hermanas porque no tenía tiempo para cuidarlos, pero ahora se quisieron venir porque echaban mucho de menos. Es difícil todo esto”, comenta emocionada la mamá de Francisca, Sandra Duque.
AMBULATORIA
Luego de jugar todo el fin de semana con pistolas y bombitas de agua y bañándose en la piscina, Kevin, de siete años, contrajo una neumonía fulminante, que lo llevará a pasar la Navidad junto a su mamá en Pediatría.
“Me enfermé porque me bañé en la piscina de un amigo”, dice Kevin, mientras frunce el ceño porque no le gusta llevar el catéter que tiene en la mano, por donde pasan los medicamentos.
“El lunes 15 de diciembre empezó con un resfriado, le di paracetamol y no se le quitó. Finalmente, lo traje el viernes al hospital con 39°C de fiebre”, relata Yirlenne Villagrán, madre del pequeño, quien recibió un set de autitos por parte del Viejo Pascuero.
“Tenía líquido en el pulmón izquierdo. El tratamiento dura de 10 a 15 días, pero este miércoles le van a hacer una radiografía para ver cómo está epulmón, y si se le puede cambiar el medicamento a vía oral, quizás lo dan de alta antes de los 15 días”, indica Yirlenne.
Esta noche, madre e hijo pasarán la Nochebuena juntos, mientras que el día de Navidad Kevin será visitado por toda su familia, incluyendo su hermano mayor, que este 25 de diciembre cumple 10 años.
“Lo he pasado más o menos no más en el hospital, porque el postre que dan es muy malo, y el pan con mermelada tampoco me gusta. Lo que más me ha gustado, son los sandwiches”, asegura Kevin, quien al parecer ya ha recuperado el apetito, ya que señala que lo primero que quiere hacer al ser dado de alta, es comer sushi y una hamburguesa.
“Me gustaría comerme una hamburguesa con queso, lechuga, tomate y un poquito de mayonesa”, dice este pequeño que está impaciente por salir y seguir disfrutando en sus vacaciones de verano.
Para esta Navidad, el pequeño pidió de regalo una moto con cuatro ruedas, la que asegura no será tan difícil de trasladar por el Viejo Pascuero. “Es pesada, pero la puede llevar en su trineo”, reflexiona Kevin.
ONCOLOGÍA
Para esta Navidad, seis son los menores que deberán pasar las fiestas en el pabellón de Oncología, sector del Hospital Regional donde se encuentran los niños enfermos de cáncer.
Uno de ellos es Daniel, de nueve años, quien tras haber diagnosticado leucemia cuando tenía cinco años, este 2014 sufrió una recaída, que lo llevó a instalarse junto a su mamá en una sala de Oncología Pediátrica en el hospital de Temuco.
“El 10 de julio le dio una recaída, y tuvo que tomar nuevamente las quimioterapias. Son hospitalizaciones largas, tenemos que estar una semana aquí, y después descansamos 15 días. Vamos a salir el domingo 28 de diciembre, así que podremos pasar el año nuevo en nuestra casa, en Curacautín”, comenta Jeannette Zerené, madre de Daniel.
A pesar de su entereza, Jeannette reconoce que la vida de la familia gira en torno a Daniel, quien es el más pequeño de sus hermanos, y debe controlarse periódicamente.
Esta será la primera Navidad de Daniel y su mamá en el Hernán Henríquez Aravena, donde recibió de manos del Viejo Pascuero un ferrocarril armable, el cual el niño se empeña en armar de manera muy concentrada.
“Nos habían dicho que el Viejito Pascuero iba a pasar el miércoles en la noche, no hoy (martes). Fue toda una sorpresa”, afirma Daniel.
Esta segunda etapa de su vida en el hospital ha sido más compleja que la primera, ya que ahora está más consciente de su enfermedad. Sin embargo, Daniel sigue soñando, y aunque en el colegio tiene excelentes notas en matemáticas, espera algún día convertirse en detective de la Policía de Investigaciones (PDI).
BOMBEROS
Esta tradicional visita hecha por Bomberos y el Viejo Pascuero a los niños del hospital, no sólo trae alegría a los pequeños pacientes y sus familias, sino también genera en los “chicos buenos” una serie de emociones.
Mario Seguel, vicesuperintendente del Cuerpo de Bomberos de Temuco, quien ha participado durante décadas en esta obra social, recuerda con mucha emoción el caso de un niño que sufría de cáncer, quien falleció al día siguiente de ser visitado por Santa Claus.
“No recuerdo si fue el año 2013 o 2012, pero era un niñito que estaba con una enfermedad muy avanzada. Le entregamos su regalo, se puso muy contento, y al día siguiente falleció. Ese caso lo tengo muy marcado”, rememora emocionado el vicesuperintendente.
Por su parte, el Viejo Pascuero que protagonizó esta fiesta viene desde Arica. Luego del terremoto vivido en el norte del país, el bombero Luis Reyes decidió emigrar a La Araucanía, donde continuó con su labor de “Pascuero ad honorem del Cuerpo de Bomberos”.
“Estoy muy contento por tratar de entregarle un poco de alegría a los niños que están sufriendo en esta fecha, pero estoy muy satisfecho, porque seguimos con la magia de esta Navidad” dice Reyes.